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miércoles, 10 de agosto de 2011

Córdoba: la peatonal

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Peatonal de la ciudad de Córdoba, Argentina.

"El mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres meros actores.... ", dice el refrán, y cada vez que camino por las calles del área peatonal en Córdoba, pienso en esta célebre cita de Shakespeare. Si buscamos un lugar de La Docta que se parezca a un escenario gigante donde se puede ver el drama cotidiano de la vida en una ciudad como si estuviéramos sentados en la platea de un teatro, ese lugar es sin duda alguna, la peatonal.

En Córdoba, la peatonal es el centro comercial de esta concurrida ciudad. A lo largo de las calles 9 de julio, Rivera Indarte/Obispo Trejo y Dean Funes, se pueden encontrar elegantes galerías comerciales, importantes cadenas de tiendas y pequeños negocios y boutiques donde se encuentra de todo - desde botones y cintas en una mercería hasta electrodomésticos y electrónica pasando por toda la gama de la indumentaria, perfumerías, joyerías, disquerías y bombonerías.

Tradicional zapatería de calle 9 de Julio en la peatonal.

Si después de hacer una recorrida por las tiendas nos sentimos cansados y necesitando comer o tomar algo para reponer fuezas, también encontraremos aquí en la peatonal numerosos cafés donde podemos relajarnos un rato y disfrutar de un rico café con las típicas dulzuras cordobesas. Un buen ejemplo es el café Havanna en Rivera Indarte 73,donde se pueden saborear los ricos alfajores Havanna. También hay algunos restaurantes o bares que ofrecen algo más que un refrigerio o dulzuras y donde se puede almorzar o comer algo más sustancioso. Una opción es el tradicional El Quijote Bar (Vélez Sarsfield 73) donde recomiendo probar los clásicos carlitos o sandwiches de miga tostados; y para una comida más completa podemos recurrir a la Trattoría Il Gatto en General Paz 120.

La peatonal, por calle Obispo Trejo.
Pero lo que hace que la peatonal se asemeje a un escenario donde la vida transcurre a todo color día a día son los mismos cordobeses que pueblan sus calles, no como meros transeúntes sino como los actores en un drama urbano.
Qué cordobés no ha pasado parte de su vida recorriendo la peatonal, quién no conserva recuerdos de encuentros, eventos o anécdotas que se hayan desenvuelto en este rincón tan importante de la ciudad?
Siempre hay música en la peatonal. Foto: Claudia Gibson

Recién llegada a la ciudad con mis 10 años y con los ojos llenos de asombro, solía caminar por la peatonal con mi madre,tratando de grabar en mis pupilas todo el espectáculo que se desplegaba ante mí: el bullicio de la gente, las tiendas y los vendedores ambulantes ofreciendo todo tipo de cosas - frutas, relojes, despertadores, mascotas, camisetas de clubes de fútbol, cubanitos y garrapiñada, juguetes... una mezcla colorida de gente, aromas y sonidos que han permanecido en mi memoria todos estos años a pesar de vivir al otro lado del mundo.
Vendedor ambulante de calle 9 de Julio.

Vendedor de pralines y garrapiñadas en calle 9 de Julio.

Las cosas no han cambiado mucho en esta parte de la ciudad. Los vendedores ambulantes con sus puestos están aún allí, veinte o treinta años márs tarde, aunque su proliferación ha provocado no pocos conflictos con las autoridades municipales y con los comerciantes de la peatonal. Pero su mera presencia, los convierte en personajes recurrentes en este drama urbano que se desenvuelve en La Docta. Muchos de ellos se instalan en la peatonal día tras día, y sus nombres e historias son ya conocidas por los cordobeses.
Pero aquellos personajes que conocí en mi infancia, han desaparecido ya hace mucho tiempo, como el trío de cieguitos que solían tocar música folklórica y vendían billetes de la lotería en la peatonal. La imagen de sus caritas arrugadas y el sonido de sus voces permanecen en nuestro recuerdo.
Algunos de los personajes que hoy pueblan la peatonal. Fotos: Andrea Orozco.
Otro de estos personajes famosos del pasado cordobés fue Jardín Florido, un caballero galante que, desde la tradicional esquina de las calles 9 de julio y Rivera Indarte, saludaba a las mozas (y no tan mozas) que pasaban regalándoles elogiosos cumplidos. Iba siempre vestido de frac y galera luciendo en la solapa un ramillete de flores, detalle que le valió el apelativo por el que pasó a ser leyenda popular en La Docta.
Jardín Florido regalando sus piropos a las damas en en centro de la ciudad. Foto: Wikipedia
En nuestros días, la peatonal continúa siendo el epicentro de la ciudad, donde los cordobeses se citan, compran, se encuentran por casualidad y hacen un alto para tomar un café. También es el lugar elegido por los estudiantes (en especial los estudiantes secundarios) para hacer algo de tiempo entre clases o después del colegio.
Así es que con mi amiga Adriana, compañera del colegio 25 de Mayo al que asistía, solíamos caminar por las calles de la peatonal hasta el kiosco de sus abuelos situado sobre Rivera Indarte, muy cerca del actual Paseo de las Flores. Allí nos quedábamos charlando con ellos y comiendo algo, hasta que era la hora de volver para nuestra clase de gimnasia. 
Paseo de las Flores, Peatonal de Córdoba.

También con Marcela, otra amiga y compañera del colegio, solíamos recorrer la peatonal cuando salíamos a almorzar. Marcela iba conduciéndome y sorteando obstáculos y peatones mientras yo leía y traducía para ella novelas en inglés como Rebecca, Jane Eyre o El rey del castillo, ya que nuestra avidez por saber cómo continuaban estas historia románticas, no permitía tomarnos una pausa y yo debía seguir con la lectura aún a riesgo de ser arrollada por otros transeúntes o llevarme un poste por delante...

Aún recuerdo una vez que con mi prima Gloria paramos en la peatonal para escuchar a los cieguitos que tocaban un vals y para nuestra sorpresa, un trabajador de la compañía telefónica se descolgó de un poste a nuestro lado y nos invitó a bailar... Entre divertidas por el gesto y tímidas por lo concurrido del lugar, ninguna de las dos aceptamos, pero sin duda es una anécdota difícil de olvidar.



El bullicioso centro de Córdoba con su peatonal, se transforma todos los días en un escenario viviente con personajes, vendedores, turistas y transeúntes que pueblan sus calles desde las primeras luces del día hasta el anochecer. La peatonal nunca permanece callada o completamente quieta - y es nuestra, de los cordobeses.

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Muchas gracias a Claudia Gibson y Andrea Orozco por permitirme usar sus imágenes.

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