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lunes, 18 de abril de 2011

Presépio y su primer mate

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Hace unos días atrás, mi amiga Sandra, del blog Presépio com Vista para o Canal, vino a visitarme en Zwolle. El plan era almorzar tranquilas en el centro y luego caminar un poco por la ciudad. Aprovechando que era un día soleado, se me ocurrió que sería una buena idea buscar un lugar junto al agua y hacer una especie de picnic.

Sandra siempre se interesa por descubrir hábitos y costumbres de otros lugares del mundo, y por ello, se me ocurrió darle una pequeña sorpresa. Antes de salir de casa para encontrarme con ella, herví un poco de agua y la vertí luego en un termo. Cuál era la sorpresa que tenía en mente? Nada más ni nada menos que cebarle a Sandra UNOS MATES!

Cebando unos mates para unos amigos en casa.
El mate es la bebida típica de Argentina, pero no es una infusión que se prepara, se toma y listo. El mate es para el argentino, su mejor amigo cuando está solo en casa estudiando, trabajando en la oficina o descansando. Preparar el mate, cebarlo, sostener el mate en la mano, beberlo despacio, es un ritual que reconforta y produce una sensación de bienestar que originándose en el cerebro, nos recorre todo el cuerpo.


Pero el mate es también la bebida que servimos cuando tenemos visitas en casa; lo primero que se le ofrece al amigo para hacerlo sentir a gusto y bienvenido. Igualmente, si el plan es pasar el día en la playa o junto a la pileta en el club, lo primero que hacemos es cargar en el coche el equipo para el mate, y pobres de nosotros si al llegar a destino descubrimos que nos hemos olvidado de traerlo! Nuestros acompañantes nos lo recriminarán sin piedad por un buen rato!

Ya que el mate es una infusión tan popular en Argentina y que es parte de nuestra vida diaria, se me ocurrió que a Sandra le gustaría probarlo y que le mostrara parte del ritual del cebado. Para prepararlo se necesita el equipo de mate, que consta de: un termo, para transportar el agua caliente, la yerba para la infusión, azúcar (aunque también se ceba amargo), el recipiente donde se ceba, al que también se le llama "mate", y la bombilla por la que se ha de sorber el mate, que por lo general es de metal y tiene un filtro en el extremo para evitar que pase la yerba.También se puede agregar, por ejemplo, hojitas de peperina o cáscara de naranja o limón para darle un sabor cítrico al mate.

Mates (recipientes) en crudo, esperando ser pulidos y terminados.
Surtido de bombillas para sorber la infusión del mate sin que pasen hojitas.
Una vez que tuve todos los implementos listos, necesitaba un bolso o algo para transportarlos de forma segura, y allí fue donde saqué a relucir mi elegante portamates de cuero de carpincho o capibara, el que compré durante mis vacaciones en Argentina el año pasado.
Parte de los implementos para el mate y el portamates de carpincho. Foto: Presépio com Vista para o Canal.
Mi portamates despertó enseguida la curiosidad de Sandra, quien no tenía la menor idea de qué era lo que llevaba dentro, pero yo no quería desvelar tan pronto la sorpresa. Almorzamos en el restaurant italiano "La Meridiana" que está frente a la Grote kerk (iglesia grande), caminamos por el centro y la llevé hasta la tienda Balletjeshuis, donde se fabrican unos caramelos típicos de Zwolle tal como se hacía en el 1800. Desafortunadamente, ese día la tienda estaba cerrada, pero conseguimos los caramelos (llamados balletjes en holandés) en la tienda de la Oficina de Turismo junto a la Grote kerk.

Finalmente, el momento de abrir el misterioso bolso de cuero (el portamates) llegó. Nos sentamos en el césped junto al canal, abrí el portamates, saqué el termo -nada raro hasta ahí, podía ser un termo con té? refresco? alguna bebida alcohólica?- y luego saqué el paquete de yerba y comencé a preparar el mate ante la atenta mirada de Sandra. Tomé el mate (el recipiente), llené las 3/4 parte con la yerba mate y lo sacudí un poco para que el polvo de la yerba subiera a la superficie. Luego coloqué la bombilla con el filtro a un costado del mate, edulcorante, una pizca de peperina y vertí el agua caliente. El primer mate es siempre para el cebador, ya que suele ser algo amargo y fuerte, así que lo tomé mientras le contaba a Sandra acerca del proceso y luego volví a cebar uno y se lo pasé a Sandra. Qué le pareció a Sandra el primer mate?

Seguramente ese primer mate le supo algo extraño! Tomarle el gusto a esta infusión es una cuestión de hábito y costumbre; en realidad, los argentinos por lo general, aprendemos a tomarlo desde niños y muchos incluso nunca llegan a adoptarlo como bebida favorita, pero siendo una costumbre social, se acepta el mate cuando se está en compañía de amigos o familiares que lo están tomando.
Rosario, la hija de una amiga, toma mates aunque aún no llega a los 3 años!
Hay mucho para comentar y contar acerca de esta tradición argentina de tomar mates - la etiqueta que se sigue al cebarlo y tomarlo, las distintas formas en que se ceba en las diferentes regiones del país y de los países limítrofes, etc; puntos que seguramente retomaré en futuros posts en este blog. La yerba mate tiene además, muchos beneficios para la salud: es un excelente antioxidante, protege el sistema inmunitario, y es energizante.

No estoy muy segura si a Sandra le gustó o no el mate, pero sí que le gustó la sorpresa y conocer sobre nuestras costumbres, además de intresarle los beneficios para la salud que aporta esta infusión. Pueden adivinar qué es lo que le regalaré para su próximo cumpleaños, entonces?

Paquetes de distintos tipos de yerba mate.

martes, 12 de abril de 2011

La Carbonada criolla de Elena

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En el post anterior les estuve contando acerca de los festines gastronómicos que organizamos con dos amigas argentinas (Elena y Mónica) que viven también aquí en los Países Bajos. En este post, Elena comparte con nosotros su receta de unos de los platos que preparó para el primer encuentro de Argentinas en Quesilandia: la carbonada criolla.
Elena cebando mates -la infusión típica de Argentina- a sus invitados.
Mientras investigaba un poco por la red acerca del origen de este plato argentino me encontré con una sorpresa. Siempre había pensado que la carbonada criolla era un plato típico de origen colonial, tal como lo son el locro o la humita; adaptaciones criollas de platos que los colonizadores españoles trajeron hasta nuestras tierras al cruzar el mar.

Sin embargo, parece que la carbonada criolla tiene un ancestro belga y no español, ya que desciende de un plato conocido como carbonade, o más específicamente, carbonade flamande, que según nuestra amiga Wikipedia, es, "un guiso dulce-salado de carne vacuna y cebollas que se cocina con cerveza y se condimenta con tomillo y laurel." Curiosamente el lugar de origen de la carbonada criolla, entonces, no está muy lejos de donde vivimos actualmente Elena, Mónica y yo!

Además de este curioso detalle sobre el origen del plato, me enteré que el nombre de "carbonada" tiene que ver con el método de cocción: tradicionalmente el guiso se cocina sobre las llamas muy lentamente, hasta que los leños son carbonizados totalemente. Luego la parte "criolla" del plato, claro, tiene que ver con los ingredientes que los criollos le fueron agregando al guiso: mazorca de maíz (o "choclo", como le decimos nosotros en Argentina), el zapallo y las frutas. La carcasa del zapallo, además, suele utilizarse como recipiente para servir la carbonada criolla.
Carbonada criolla servida en un zapallo. Foto cortesía de Recetario Cocina.
Aquí está entonces la receta de este riquísimo plato tradicional argentino. Si nos leen desde el hemisferio norte donde ha empezado ya la primavera y no hace tanto frío, tal vez convenga esperar hasta el otoño para prepararlo y saborearlo, pero sin duda valdrá la pena aguantar hasta entonces porque es sabrosísimo!

Receta de Elena de la Carbonada Criolla para "Argentinas en Quesilandia":
La deliciosa carbonada preparada por Elena, servida en la vajilla que trajo desde Argentina.
Poner en una cacerola media taza de aceite, dorar en él dos dientes de ajo picados, una cebolla finamente picada, agregarle después medio kilo de carnaza de ternera cortada en daditos, saltarla un poco, añadirle dos tomates pelados y cortaditos, 100 grs. de manteca, un ramito compuesto de hierbas aromáticas, una papa, un pedazo de zapallo, otro de batata, todo cortado en pedazos; pedacitos chicos de choclo, tres cucharones de caldo, sal y pimienta; tapar la cacerola y dejar hervir hasta que está todo casi cocido; agregarle entonces 250 grs. de arroz, una manzana pelada y cortada en pedacitos, tres duraznos pelados y cortados, o duraznitos chicos, enteros y pelados; tapar y dejar hervir lentamente hasta que el arroz esté cocido, que será a los veinte minutos, más o menos.

Si le hiciera falta más caldo, se le añadirá, pues debe resultar jugosa pero espesa.

También se puede agregar orejones de duraznos.

Fuente: El libro de Doña Petrona, 33a edición, 1950, ed.Cía. Gral. Gabril Financiera SA.

Nota de la cocinera:
Preparar el mismo día que se va a comer y no el día anterior. Esto evitará que se transforme en una papilla.

jueves, 7 de abril de 2011

Argentinas en Quesilandia: haciendo lo que nos sale mejor

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Y qué es lo que los argentinos hacemos mejor, se preguntarán? Jugar al fútbol, bailar el tango, dirigir un país eficientemente? (permítanme un poco de sarcasmo, por favor...) En realidad, tenía otra virtud en mente: juntarnos con amigos para disfrutar de una comida - buena comida y en gran cantidad, debería agregar.
Todos sabemos que en muchas culturas y nacionalidades alrededor del mundo, la gente disfruta de reunirse con amigos o con la familia para pasar un rato agradable disfrutando de una buena comida. El invitar a alguien a casa, ofrecerle una mesa tendida con cosas ricas, no es un hábito exclusivo de los argentinos. Viviendo en el extranjero durante ya varios años, muchísimas veces he sido agasajada por gente de otras nacionalidades que me han hecho sentir como en casa y me han tratado de maravillas.

Sin embargo, estarán de acuerdo conmigo que cuando uno está lejos de su tierra, necesita a veces rodearse de gente que es como uno, que viene de un mismo lugar, que habla la misma lengua y de la misma manera, y que además extraña las mismas cosas que dejaron atrás, en especial la comida.
Por eso es que con mis amigas argentinas aquí en Holanda - Mónica y Elena - nos juntamos cada tanto para disfrutar de un festín "a lo argentino": cocinando, charlando, pasándola bien y sobre todo, comiendo mucho!

El "equipo" argentino: Elena, Mónica y yo.
Desde el momento en que mencionamos posibles fechas para "la juntada", empezamos ya a sugerir posibles platos favoritos que nos gustaría incluir en el menú. Dado que Argentina es un país de inmigrantes, nuestros platos favoritos no sólo incluyen comidas tradicionales que tienen su origen en la época colonial o que tienen un sabor más nativo, como la carbonada criolla de Elena o el locro que hizo Mónica la última vez que nos juntamos. También entre las comidas que extrañamos están los platos que nuestros abuelos o padres trajeron consigo desde el Viejo Mundo y que son ya clásicos en nuestra mesa, en especial en los fines de semana cuando invitamos a familiares y amigos a pasar el día juntos - comiendo. Ejemplos de estos últimos son los deliciosos canelones de Mónica o los ravioles que yo preparé la vez que me tocó hacer la reunión en casa.

Ya que muchos de los que visitan regularmente este blog se interesan en la cocina (o en la comida, no necesariamente en cocinar), pensé que sería una buena idea compartir aquí las recetas de los platos que hemos cocinado para nuestras reuniones de "Argentinas en Quesilandia". Mónica y Elena nos pasarán sus recetas y en el caso de que alguien tenga alguna duda o pregunta respecto a estas comidas, las contestaremos con gusto.

Una advertencia que viene al caso: nuestras comidas incluyen casi siempre carne, dado que los argentinos somos carnívoros por excelencia. Algunas de las recetas se podrán adaptar para incluír sólo vegetales y frutas, como en el caso del locro o de la carbonada, por ejemplo; de lo contrario, imagino que pasarán por alto los platos principales y tal vez se tienten con los postres y dulces.

Para nuestra primera reunión de "Argentinas en Quesilandia", el menú fue el siguiente:

Carbonada Criolla (Elena)
(guiso con zapallo, verduras, frutas y carne) 


Cazuela de pollo (Mónica)
(pollo, champiñones o setas, verduras y caldo)

Budín de pan al caramelo (Aledys)
(flan de pan blanco, huevos, leche, azúcar y pasas)


Alfajores de maicena (Elena)
(rosquillas o masitas de maicena, rellenos con dulce de leche)



Torta de chocolate (Mónica)


En la próxima entrada en el blog, Elena nos pasará la receta de su carbonada criolla, un plato fuerte que proviene de la cocina más tradicional de Argentina y también de sus alfajores de maicena, las masitas dulces infaltable en las reuniones domingueras y que están rellenas de riquísimo dulce de leche. Así que a juntar hambre hasta entonces!

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